“Durante un proceso de Coaching Personal, el/la cliente adquiere una Maestría con la que aprende a liderar su propia vida”

Confieso que hablar de Coaching Personal, después de los años que llevo ejerciéndolo, aún me resulta tan complicado como al principio. La razón es que cada cliente es único, y únicos son sus objetivos, sus recursos, sus obstáculos, su entorno, sus fortalezas y debilidades, sus creencias y valores, su experiencia vital, sus anhelos… y esto hace que no haya un proceso de Coaching Personal igual que otro, ni en tiempo ni en técnicas empleadas. Entonces, si siempre es diferente ¿cómo definirlo y hablar de cómo se trabaja y en qué ayuda a las personas? Bien, pues si hay algo que tiene siempre en común, que lo caracteriza y hace especial, es que el Coaching Personal es un viaje interior para transformar tu realidad exterior.

Cuando una persona acude a un coach, de una manera u otra, es porque algo en su vida está necesitando un cambio. Quiere ver, oír y sentir otras cosas diferentes, también hacer algo diferente, pero no sabe cómo, y a veces ni siquiera sabe para qué. Se da cuenta de que su comportamiento es ineficaz, pero no logra romper el círculo que le lleva a repetir esos resultados negativos. No puede distanciarse de sí misma para observar qué es lo que no hace bien, lo que le mantiene estancada e infeliz. Y, finalmente, cuando se decide a hacer un proceso de Coaching Personal, lo que busca es alguien que le facilite todo ese camino que hay entre su situación actual que no desea, y esa otra situación a la que le gustaría llegar y no sabe cómo.

Pero para que cambien sus relaciones, sus actitudes, sus emociones, sus hábitos, su contexto… es decir, todo aquello que es perceptible por uno/a mismo/a (y por los demás), primero ha de cambiarse a sí mismo/a en aquello que no es tan evidente a los sentidos. Y en este viaje interior y exterior que llamamos proceso de cambio, el coach es el facilitador que acompaña y entrena a su cliente para que llegue a desarrollar esa mejor versión de sí mismo/a que le lleve a crear, paso a paso, la clase de vida en la que se sienta satisfecho/a y feliz consigo mismo/a y con cuanto le rodea.

En esta relación de Coaching, siempre es el cliente (o coachee) quien decide y define su objetivo, el “destino” de su viaje, y por ello, una de las primeras tareas del/la coach es ayudarle a que tenga claro “lo que quiero”, “hacia dónde voy”, y “para qué”. Y, en esta labor, es crucial una escucha completa, para entender con precisión la situación actual del cliente con respecto al asunto que le preocupa. Además, mientras se le va preguntando, escuchando y entendiendo, el/la cliente también entiende y obtiene claridad, control personal y, confianza, tanto en su coach como en sí mismo/a.

Los objetivos a abordar en un proceso de Coaching Personal pueden ser muy diversos: aumentar la autoestima y seguridad en uno mismo, mejorar las relaciones personales, perder la timidez y elevar el carisma personal, superar dependencias emocionales, modificar patrones de conducta indeseados, paz y equilibrio interior, encontrar un propósito y sentido a la vida, etc. Y en función del tipo de objetivos que haya definido, la estrategia más adecuada puede ser diferente en cada caso, pues, como he dicho al principio, en el Coaching Personal cada proceso es diferente, ya que la personalidad del cliente, con sus deseos e inquietudes únicas, con su forma de pensar y de tomar decisiones, con sus creencias sobre los límites de su realidad, y con sus recursos y capacidades únicas, necesitará una estrategia a medida.

Este es el principio de la FLEXIBILIDAD y ADAPTACIÓN: el coach le corta el traje a su medida; así que mientras más flexible sea, más efectivo va a ser con su cliente. Con la aceptación plena de la singularidad de su cliente, sin juzgarle, sin decirle lo que está bien o lo que está mal -y respetando siempre sus límites-, el/la coach, en cada sesión, promueve en su cliente la elaboración de un Plan de Acción, y le impulsa a una saludable toma de decisiones, para que, con compromiso y motivación, realice las acciones que debe tomar para que su vida comience a cambiar y a obtener los resultados que desea.

Con este apoyo y acompañamiento que el/la coach le brinda durante todo el proceso (entre 8 y 12 sesiones), el cliente recibe un entrenamiento tanto en el saber SER como en el saber HACER, de tal manera que además de adquirir herramientas útiles y prácticas para su vida, sobre todo, experimenta un incremento en su nivel de autoestima. Con lo que, al ganar en seguridad y confianza en sí mismo/a, le va a resultar mucho más fácil y estimulante probar nuevas formas de pensar, de sentir y de actuar; pues al vencer sus miedos y bloqueos, va a activar y a aplicar todos sus recursos (tanto los que conoce, como los aún ocultos), para llegar a hacer realidad sus sueños y metas.

En definitiva, durante un proceso de Coaching Personal, el/la cliente adquiere una Maestría con la que aprende a liderar su propia vida y a llenarla de éxitos personales -y también profesionales-, porque este viaje interior de autoconocimiento y crecimiento es, en realidad, el desarrollo del autoliderazgo, también condición necesaria y básica para otros tipos de liderazgo. Por tanto, este viaje que el/la cliente ha de recorrer de adentro hacia afuera, es el que le lleva a construir una nueva realidad exterior a la medida de sus más profundos anhelos. Quien probó el Coaching Personal lo sabe!

Esther Alonso

Coach Personal y Profesional

(Artículo publicado en la web de la Asociación Profesional de Coaching de Castilla y León)