En este post te voy a facilitar una herramienta muy sencilla para que puedas utilizar a voluntad con tu pareja, o incluso con cualquiera de tus seres queridos (hijos, padres, hermanos, amigos, etc.) en situaciones tensas que a veces se producen en una relación. Se llama Anclaje Emocional, y es un valioso regalo para los enamorados y cualquier persona que desee mantener una comunicación armoniosa con sus seres queridos a quienes aprecia y valora.

En los últimos años, las investigaciones en Neurociencia han demostrado que tenemos dos mentes: una mente reactiva impulsiva (subconsciente y emocional) y otra analítica (consciente y racional). La primera es mucho más rápida y actúa sin detenerse ni un instante a pensar en lo que está haciendo. Su rapidez descarta la reflexión ponderada, que es lo que caracteriza a la mente racional o analítica.

La mente reactiva es la instintiva y opera desde la parte más primitiva de nuestro cerebro (paleoencéfalo o cerebro reptiliano). Es la que actúa automáticamente en términos de defensa y ataque, y se activa cuando nos sentimos atacados. Nos genera angustia y una permanente necesidad de defendernos desde la disyuntiva de huir o enfrentarnos. Y esto en situaciones en las que nuestra supervivencia se encuentra en auténtico peligro está bien y resulta muy útil. Sin embargo, cuando nos encontramos en un conflicto con la pareja (o con otra persona), nuestra mente emocional puede hacernos reaccionar desproporcionadamente, conduciéndonos directamente a una escalada de violencia verbal (o física, en el peor de los casos), y en otros de huida. En cualquiera de los casos dará lugar a conflictos emocionales con la consiguiente frustración e infelicidad personal.

De aquí la importancia de conocer técnicas y métodos probados (Coaching, Inteligencia Emocional, PNL, etc.) que, mediante un entrenamiento adecuado, permitan limpiar la mente consciente y subconsciente de limitaciones adquiridas. Durante el proceso de desarrollo de la personalidad, a través de experiencias vividas y de mensajes recibidos por parte de nuestros padres o cuidadores de referencia, en nuestra mente subconsciente se fue instalando el sistema de creencias que determina nuestros actuales comportamientos y reacciones impulsivas ante estímulos que en el presente no constituyen un peligro real para nuestra vida.

Por ello, disponer de una herramienta como el “Anclaje Emocional”, resulta un recurso muy útil para autorregularse y evitar llegar a situaciones conflictivas que puedan poner en peligro nuestras relaciones. El Anclaje se consigue mediante un estímulo o señal (puede ser visual, auditiva, o kinestésica) que al activarla, nos genera un determinado recurso interno (puede ser calma, confianza, valor, empatía, etc.) que necesitemos en ese contexto de potencial conflicto y, como consecuencia, podremos tener una respuesta deseada de comportamiento.

Así que toma nota de los pasos que te daré a continuación para que aprendas a activar un “Ancla” cuando detectes las primeras señales de una discusión y tú desees mantenerte con la mayor serenidad y equilibrio posible entre el coraje para expresar tus necesidades y la empatía necesaria para hacerlo con consideración y respeto. De esta manera podrás utilizar tu mente racional o analítica, es decir, la asociada a tu corteza cerebral (neocórtex), para que desarrolles respuestas conscientes y adecuadas, acordes con los objetivos que te propones en la comunicación con tu pareja (o bien con la persona que desees mantener una buena relación).

Ejecución del Anclaje Emocional 

Pasos para crear un Anclaje Emocional, en este caso uno específico para la pareja, aunque también funciona con otros seres queridos:

1. Busca un sitio tranquilo, sin interrupciones, siéntate cómodamente. Cierra los ojos, respira despacio, profundamente y tómate tu tiempo para relajarte. Cuando ya hayas logrado esta relajación, trae a tu mente, algunas de las cosas más importantes por las que valoras a tu pareja. Debes seleccionar algo valioso que sientas que no es fácil encontrarlo en otra persona, y que te produce un estado emocional de satisfacción, amor, paz, conexión, confianza, unidad, cariño…

2. Ahora recuerda algún momento particular en tu relación en que hayas experimentado ese estado que necesitas de conexión, armonía, unión, y elige la experiencia o momento más significativo e intenso de todos. Este será tu recurso de poder, es decir, lo que te va a servir para reducir el enfado y te va a ayudar a encontrar la calma y el cariño que necesitas para abordar esa discusión o conflicto desde una comunicación asertiva (parte de firmeza y parte de consideración y respeto).

3. Elige el ancla o enlace que vas a utilizar. Puede ser una visual (la imagen que más represente ese estado de confianza y de paz, ej.: una mirada de ternura de tu pareja), o una auditiva (algo que te dices, una palabra o frase corta, ej.: «¡calma!», «¡tranquilidad!», «¡tú puedes!», etc., también puede ser alguna palabra de cariño que te diga tu pareja), o bien una kinestésica (por ejemplo, apretar los dedos pulgar y corazón de la mano izquierda, o cualquier otra que se te ocurra).

4. Ahora reproduce en tu imaginación ese momento hermoso vivido con tu pareja, mantén la conexión emocional con ese estado lleno de recursos (consideración, respeto, cariño, admiración, empatía…) de la manera más completa posible, situándote en ese momento que has elegido como si estuviera ocurriendo ahora. Trata de ver lo que pasaba a tu alrededor, escuchando los sonidos de fondo, las palabras que oías, y sintiendo las mismas sensaciones que tuviste en aquel momento, como si lo estuvieras experimentando ahora mismo.

5. Cuando estés reviviendo dicho recuerdo y llegues al momento de mayor emoción o clímax, conecta el ancla que hayas elegido: bien genera la imagen en tu mente, o lo que te dirás, o bien aprieta tus dos dedos. Debes mantenerte en ese estado, con el ancla conectado durante un tiempo (unos 30 segundos); luego cambia de estado (estado interruptor) y desconéctate pensando en cualquier otra cosa que no tenga nada que ver con esta técnica.

6. A continuación, comprueba si tu ancla funciona activando la que has utilizado, generando o bien la imagen, o el sonido, o la kinestésica, (pero sin ponerte a recordar conscientemente el momento elegido). Debes observar si al haber activado el ancla te lleva a sentir ese estado de poder que deseabas; es decir, si funciona la asociación que has hecho. Si no es así, vuelve al paso 5 y vuelve a hacerlo, incluso varias veces. Es importante que cada vez que lo hagas, al finalizar, debes tener un estado interruptor, es decir, debes pensar en otra cosa para desconectarte durante un minuto aproximadamente. También podrías repetirlo con otras experiencias igualmente intensas que te hagan sentir el mismo estado de poder (tranquilidad, confianza, amor, paz, armonía, conexión). Repite este proceso algunos días más para reforzar el ancla.

Lo importante es que la próxima vez que comience una desavenencia, discusión o lo que sea con tu pareja, identifiques una señal que te haga percibir que estás en una situación problemática para ti y entonces actives esta herramienta como recurso de poder para tener la tranquilidad, confianza, y equilibrio que necesitas para mantenerte más consciente, firme, empátic@ y ecuánime.

Es muy importante que reconozcas bien y rápido cuál es esa “señal” de alarma cuando percibas el primer estímulo que ves (algún gesto), o que oyes (alguna palabra o expresión), o que sientes (quizá tensión muscular, aceleración del ritmo cardiaco, sudoración…), que te recuerde que debes disparar el ancla. Verás que después de un tiempo de repetir el proceso, la misma señal de alarma disparará automáticamente el ancla. Así tendrás la ayuda de este recurso frente a una situación que antes te producía una limitación, conflicto o incapacidad para enfrentarte desde la firmeza y la empatía.

¡Practica y verás como mejora tu relación!

Esther Alonso

Coach Personal y Ejecutivo

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