Objetivos y Metodología del Coaching

 
«Cuando no podemos cambiar las circunstancias que nos rodean
nuestro reto está en cambiarnos nosotros”
                                                                       pues…
“Cuando cambiamos la forma de ver las cosas,
las cosas que vemos cambian de forma”
 

Sin bien es cierto que, en un principio, las demandas de Coaching partieron de deportistas de élite y de ciertos ejecutivos, actualmente hacen uso de este servicio desde profesionales independientes hasta amas de casa, pasando por políticos, profesores, emprendedores, empresarios, etc. En definitiva, cualquier persona o grupo que quiera mejorar su situación presente y necesite apoyo en momentos en los que tenga retos, bloqueos o dudas en cuanto a lo que quiere y puede hacer en cualquier ámbito de su vida, u organización.

Objetivos del Coaching

El Coaching es para todos aquellos que estén interesados en su propio desarrollo y crecimiento personal u organizacional, y el objetivo siempre es el éxito en algún ámbito de la vida. Es decir, obtener la mejor versión de la persona, o equipo, para que obtenga mejores resultados en todas sus actuaciones que, sin duda, repercutirán beneficiosamente en lo personal, profesional y económico.

Y en este sentido, el Coach es el entrenador que, desde una perspectiva y metodología distinta, facilita al coachee (cliente) un autoconocimiento de sí mismo para que establezca y logre unos objetivos motivadores. El Coach ayuda a su coachee a eliminar obstáculos y a liberar todo su potencial de recursos, habilidades y talento, para que sea él mismo quien encuentre las soluciones más satisfactorias y duraderas en el tiempo. El coach será un catalizador en la vida del cliente para que éste adquiera una autonomía y maestría en el arte de dirigir su propia vida o la de su organización.

La Metodología empleada

La metodología empleada en un proceso de Coaching se basa en conversaciones potentes y provocadoras, en una escucha activa y sin prejuicios, en la apertura mental, en la atención, y en la integración de herramientas y técnicas lingüísticas, emocionales y corporales procedentes de diversas disciplinas. Todo ello servirá para que el cliente tome conciencia clara de su situación actual y emprenda el camino hacia la situación a la que se propone llegar.

En un proceso de Coaching se pueden definir los siguientes pasos:

  •  El Asunto a tratar. Normalmente viene dado por una necesidad interna o externa de una persona, equipo u organización.
  • El Objetivo. Se trata de establecer la meta que la persona o equipo aspira a realizar, y el coach debe comprobar que reúna los criterios de una buena meta (inspiradora, específica, realizable, medible, ecológica)
  • La Realidad. Aquí el coach debe ayudar al cliente a examinar su realidad o punto de partida y a tomar conciencia para percibir e interpretar los hechos observados y comenzar a generar opciones.
  • Las Opciones. El coach ayuda a explorar alternativas u opciones posibles a partir de la capacidad creativa y de las expectativas de cada cliente.
  • El Compromiso. Tras la elección de la alternativa más apropiada para lograr el objetivo deseado, el coach facilitará al cliente el apoyo y planeación estructurados (Plan de Acción) que necesite en cada paso, manteniéndole enfocado y comprometido en su realización.

Y, si bien el objetivo de un proceso de Coaching es acompañar y apoyar al cliente para que mejore en alguna área de su vida, el meta-objetivo es que todo el proceso le suponga un aprendizaje profundo que le capacite para que en futuros desafíos u objetivos de su vida, sepa encontrar por si mism@ el camino más adecuado para generar soluciones y respuestas con sus propios recursos y habilidades.

En cuanto al número de sesiones necesarias, depende principalmente del objetivo (u objetivos) a conseguir, y especialmente del compromiso del propio cliente con su objetivo, su sueño o su meta. Por ello, un proceso puede durar desde 3 meses a 1 año en los casos más complejos. Así pues, tanto la duración de las sesiones (90 ó 120 minutos), como la frecuencia de las mismas (cada 1, 2, ó 3 semanas), es determinante el propio cliente, pues él es el auténtico protagonista, y cada persona tiene un ritmo diferente de aprendizaje.