El Análisis Transaccional (AT) es una teoría de la personalidad y de las relaciones humanas con una filosofía propia que, en la actualidad, se aplica en la psicoterapia, el crecimiento y el cambio personal u organizacional en numerosos campos. Su fundador y principal creador fue el psiquiatra canadiense Eric Berne, quien elaboró su modelo a partir de sus observaciones en la psicoterapia de grupo a principios de los años cincuenta.
Sus conceptos se expresan por medio de un vocabulario sencillo y original, buscando ante todo la comprensión de los fenómenos por parte de todos (profesionales y clientes). Sus modelos de análisis son fundamentalmente descriptivos. Sus explicaciones son intencionadamente fáciles y próximas a las vivencias inmediatas de las personas.
El AT está formado por una filosofía, un cuerpo teórico, y una serie de potentes herramientas. Su aplicación va dirigida tanto al crecimiento y cambio personal, como al desarrollo de las organizaciones hacia “comportamientos organizacionales saludables”.
El objetivo fundamental del AT es que las personas alcancen su autonomía. Y ésta se define como conciencia, espontaneidad y capacidad que tiene una persona de entrar en contacto con su intimidad,desde la cual puede reconocer y ocuparse de sus necesidades emocionales. En su propia terminología, se considera queuna persona es autónoma cuando ha actualizado sus estrategias personales para desenvolverse en la vida, eliminando comportamientos limitantes que asumió en la infancia (históricos) y no adecuados al momento presente.
La idea fundamental de la filosofía del AT es que las personas “nacemos bien”. Berne decía que cuando llegamos al mundo “nacemos príncipes y princesas”, y que a través de decisiones tempranas autolimitadoras nos convertimos en “sapos o ranas encantadas”. En inglés, se utiliza la terminología “yo estoy ok, tu estás ok (yo estoy bien, tú estás bien)”, para explicar esta idea fundamental.
Desde la filosofía del AT se destaca que las personas somos responsables de nuestras propias vidas, que tenemos la capacidad de pensar y decidir (no es que seamos así, es que estamos siendo así), que creamos nuestro destino a base de decisiones, y que estas decisiones las podemos cambiar.
En definitiva, las personas podemos cambiar, y para conseguir ese cambio es necesario primero, que tomemos conciencia de estas decisiones. La mayoría de estas decisiones son tomadas en la infancia, por lo que en muchas ocasiones no saldrán fácilmente a la superficie de nuestra conciencia, especialmente si fueron tomadas en la etapa pre-verbal.
El AT nos da una serie de conocimientos y herramientas que nos permite entender como se ha construido nuestra personalidad, cuales son nuestros diálogos internos, cómo mantenemos nuestros comportamientos limitantes, cómo interactuamos con otros, cómo entramos en conflicto, y también, cómo poder accionar los cambios necesarios para ir modificando aquellos comportamientos que nos restan poder.
El Análisis Transaccional, con apenas cuarenta años de existencia, ha hecho una gran cantidad de aportes efectivos, válidos por su inestimable contenido como también por su flexibilidad de adaptación con otras corrientes psicológicas. Esta trascendencia obedece al hecho de que su aplicación no se ha limitado solamente al área clínica que fue el motivo de su creación sino también en diferentes áreas del comportamiento humano como la educación, las organizaciones o la comunicación entre otras.
“Un contrato es un acuerdo Adulto con uno mismo o con otra persona para realizar un cambio”
El “contrato” orienta y guía el trabajo con Análisis Transaccional, y al igual que en el Coaching supone un objetivo que el cliente desea alcanzar, una meta de cambio. Implica un análisis cooperativo entre ambos de la situación a resolver y de las posibles opciones y alternativas. Entraña una responsabilidad de los dos, coach y cliente, pero diferenciada.
El cliente se responsabiliza de cambiar lo que sea necesario y posible de su situación, tomando nuevas decisiones, poniéndolas en práctica y usando todos sus recursos disponibles.
Por su parte el coach se responsabiliza de cuidar el proceso, de confrontar al cliente en el momento adecuado, de apoyar cuando sea conveniente, de dar orientación cuando es oportuno, de señalar lo que observa cuando sea pertinente, etc.
Además el “contrato” supone un compromiso en las dos direcciones. El cliente se compromete a poner de su parte toda la energía disponible con el fin de resolver sus dificultades para alcanzar su objetivo, y el coach se compromete a proporcionar al cliente el espacio adecuado para que se realice el cambio, además pone a disposición del cliente sus conocimientos y habilidades con el fin de que el cliente las use para resolver sus dificultades.
Todo lo anterior se desarrolla en un marco de respeto mutuo acerca de la propia valía y del potencial que todo ser humano tiene para enfrentarse a la vida y a las situaciones.
La meta del Análisis Transaccional, la autonomía, se define por:
El Análisis Transaccional es un modelo decisional de la personalidad que permite:
El Análisis Transaccional es el método de examinar esa transacción o conciliación en la cual “Yo te hago algo a ti, y tú me haces algo a mí en respuesta”, y en determinar qué parte del individuo de naturaleza múltiple entra en juego.
El AT, estudia a la persona y su comportamiento a través de un enfoque que se basa en cuatro grandes aspectos:
1.- La estructura y funcionamiento intrapersonales, con los llamados “Estados del YO”. Los estados del yo son estados plenamente experimentados del ser, en los que mostramos cambios en nuestra manera de movernos, de pensar, en el tono de nuestra voz, en el vocabulario que empleamos, y en nuestros comportamientos en general. Cada persona posee un repertorio limitado de estados del Yo, que no son roles, pero sí realidades psíquicas. Este repertorio presenta varias categorías:
“EL YO PADRE”. La persona en este estado piensa, siente y se conduce como uno de sus padres o alguien que tomó su lugar. Decide sin razonar, reacciona a las situaciones, lo que es bueno y es malo, y cómo las personas deben vivir. El Padre juzga para o contra, y puede ser controlador o dar apoyo. Cuando el Padre es crítico, dirigente, normativo, se le llama “Padre Crítico”. Cuando da apoyo, cuida, es permisivo, alentador se le llama “Padre Nutritivo”.
“EL YO ADULTO”. El Adulto computa todos los datos que se le suministran. Si los datos están al día, entonces las respuestas del Adulto serán propicias y más efectivas que las soluciones del Padre. Si los datos son incorrectos, la computadora del Adulto producirá respuestas incorrectas. El Adulto está dirigido directamente hacia la evaluación objetiva de la realidad.
Cuando la persona está en el estado del “Yo Adulto” usa pensamiento lógico para resolver problemas, funciona como una computadora humana. Opera en los datos que colecciona y guarda o utiliza para tomar decisiones eficaces de acuerdo a un programa basado en la lógica.
“EL YO NIÑO”. En este estado del YO se actúa como el niño que alguna vez fuimos. El Niño tiene todas las emociones: miedo, amor, ira, alegría, tristeza, vergüenza, entre otros. El Niño frecuentemente es culpado de ser la fuente de los problemas de las personas porque está centrado en sí mismo, es emocional, poderoso y se resiste a la supresión que viene cuando crecemos. Representa reliquias arcaicas, todavía vigentes, que fueron fijadas durante la niñez.
En el Niño también hay datos positivos como la creatividad, la curiosidad, el deseo de explorar y de conocer y las grabaciones de sentimientos exaltados suscitados por los primeros descubrimientos y que pueden ser reproducidos en sus transacciones actuales. Sin embargo, los sentimientos de estar mal superan con mucho los de estar bien, es por esto que se dice que todos llevamos dentro un Niño que esta mal.
Berne dice que cada uno de estos estados del Yo, tanto el Padre, Adulto, o Niño, merecen el mismo respeto y tienen su legítimo lugar en una vida completa y productiva. De hecho, cada estado del Yo suministra varios recursos:
2.- El funcionamiento interpersonal, lo relacional y la comunicación: las “transacciones”. Las transacciones ocurren cuando cualquier persona se relaciona con otra persona. El Análisis Transaccional enseña a reconocer cuál es el estado del Yo que está operando en el inicio de la transacción, y cuál estado del Yo del interlocutor responde, de tal modo que se consigue intervenir interrumpiendo una conversación desgastante, y desarrollando la calidad y eficacia de la comunicación.
Cada transacción es hecha de un estímulo y una respuesta y las transacciones pueden proceder desde el Padre, Adulto o Niño de una persona, hacia el Padre, Adulto o Niño de la otra persona. Es decir, el AT permite el análisis de las transacciones sociales y de las transacciones internas.
Para analizar una transacción hay que:
3.- La estructura del tiempo en cada relación interpersonal, por la necesidad de recibir reconocimiento, aceptación, pertenencia, y al mismo tiempo protegerse de la “invasión” de otros. Berne categoriza esta estructuración en soledad, apartamiento o retiro, pasatiempos, actividad, juegos, intimidad.
Las personas necesitan ser reconocidas por lo que son y por lo que hacen. A este reconocimiento se le da el nombre de “caricias”, que son unidades de reconocimiento interpersonal necesarias para la sobrevivencia y el desarrollo. Berne definió ciertos patrones disfuncionales del comportamiento como “juegos”. Los mismos son transacciones repetitivas, instaladas con el objetivo de obtener caricias. Diríamos que la persona busca resolver necesidades del pasado en el “aquí y ahora”. Estas transacciones repetitivas refuerzan sentimientos y auto-conceptos negativos, enmascarando los sentimientos y los pensamientos.
Así, los juegos psicológicos son un modo de emplear el Tiempo en orden a la consecución de “caricias”, y sus aspectos esenciales son un intercambio de caricias torcidas o ulteriores. Un juego es por tanto, una serie recurrente de transacciones ulteriores con un principio, un centro y final, y un pago final. El pago final es una ventaja oculta que motiva a los jugadores a participar.
Entender cómo las personas dan y reciben caricias y cambian sus patrones de reconocimiento, son aspectos fuertes del trabajo en Análisis Transaccional.
4.- El Guión o Argumento de Vida. La Redecisión. El Guión o Argumento de Vida es algo que se ha decidido en la primera infancia a partir de las que se llaman “Decisiones Tempranas”, que gobiernan los automatismos, los estilos de personalidad, los patrones de pensamientos, sentimientos, actitudes y conductas.
El Guión es un “plan” sobre la propia vida, más o menos “previsto” en la infancia, generalmente antes de los 7 años, el cual podemos estar siguiendo ahora, más o menos inconscientemente, determinando, en mayor o menor grado, parte de nuestra vida y de sus circunstancias.
La Redecisión consiste en cambiar los Mandatos que conforman ese Guión por Permisos, mediante los Permisores. La base es la Redecisión que consiste en abandonar las decisiones que uno se vio forzado a tomar en la infancia, y con las cuales elaboró el Guión de Vida, allí y entonces, y tomar decisiones nuevas adecuadas al actualaquí y ahora.
El Guión de nuestra Vida nos lo escribieron quienes nos educaron: no nos dijeron quiénes somos, sino quiénes querían que fuésemos; no nos ayudaron a prepararnos para nuestro futuro natural, sino que nos inventaron el que les interesaba o les parecía conveniente, y nos dijeron el modo de hacerlo realidad; casi siempre nos prohibieron que fuéramos tal como somos, y nos “amaestraron”, nos hicieron autómatas, nos llenaron de amenazas si nos salíamos del camino que trazaron, y nos llenaron de miedos con las brujas y los diablos que estaban acechándonos si dejábamos de seguir sus indicaciones. Así hemos llegado hasta este aquí y ahora.
Se puede cambiar cualquier cosa que se quiera cambiar, con una condición: primero hay que quererlo de un modo intensamente vivencial, como si no se pudiera seguir existiendo del modo actual y uno quisiera salir a cualquier precio, como si ahogara y aplastara lo presente, como si se nos fuera la vida en caso de no cambiar. Y es que, realmente, es así: seguir tal como uno está es estar perdiendo la vida, o, cuanto menos, el tipo de vida al que uno puede aspirar. No vale sólo con quejarse y sentirse víctima: es mucho más, porque verdaderamente uno está sufriendo o consumiendo la vida en vez de disfrutarla, y utilizando un mal modo de vivirla. Es una realidad y no sólo una sensación.
Para salirse del Guión uno debe responsabilizarse de las decisiones que tomó en su momento, y debe hacerlo con el corazón generoso, siendo consciente de que las decisiones que tomó, fueran las que fueran, son las que tuvo que tomar o las que pudo tomar en la situación y con los acontecimientos de aquel entonces. Por eso, ni siquiera uno mismo tiene derecho a juzgar, desde esta mente y estas circunstancias actuales, a aquel niño por lo que hizo entonces. Uno ya no es el mismo. En aquel tiempo de la infancia tenía que sobrevivir como fuera, por eso hizo lo que hizo. Ahora es otro momento. Ahora uno puede tener más fuerza y más claridad, por eso lo quiere resolver, pero lo ha de hacer sin buscar culpables. Más bien, agradeciendo a aquel niño su buena intención, que ha permitido llegar a este aquí y ahora. Deberá ser uno muy consciente de sus propios Mandatos, para que no le boicoteen el Plan de Vida, y deberá encargarle al Adulto la responsabilidad de su realización, pero advirtiéndole que tenga en cuenta las aportaciones positivas del Padre Nutritivo y del Niño Libre.
Según el Análisis Transaccional, el Plan de Vida, al contrario del Guión de Vida, es un proyecto elegido y dirigido al futuro, pero viviendo el presente. Está dirigido a un futuro que ya está empezando, o sea que no es solamente un buen propósito que se puede aplazar y aplazar a la espera de que llegue ese futuro. Consiste en cambiar los Mandatos por Permisos, mediante los Permisores.
Uno no emprende un viaje sin saber a dónde va. Lo organiza con tiempo, prevé los sitios que quiere visitar, incluye las cosas que le van a agradar, y hace lo posible para que todo salga bien. Pues lo mismo se debe hacer con el viaje de la vida. Es más: es obligatorio.
VÍDEO RESUMEN SOBRE EL ANÁLISIS TRANSACCIONAL (Mandatos, Creencias, Guión de Vida, Permisos y Autonomía). Duración 13? 32?:
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Y AQUÍ ALGUNAS INTERESANTES REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS SOBRE ANÁLISIS TRANSACCIONAL: